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miércoles, 28 de mayo de 2014

MALGRAT TOT, CONFIA EN TU!

Fa uns dies vaig vore aquest video i em va semblar molt bonic, aleshores he decidit compartir-lo amb tots vosaltres. En ell apareixen uns mestres als quals els demanaren que escrigueren i llegiren cartes dirigides per a ells mateixa, en el seu primer dia de treball. 

http://www.upsocl.com/inspiracion/le-pidieron-a-estos-profesores-que-escribieran-una-carta-para-ellos-mismos-en-el-pasado-suena-complicado-y-confuso-pero-es-precioso/#

Espere que vos agrade!


"Si crees totalmente en ti mismo, no habrá nada que esté fuera de tus posibilidades" Wayne Dyer

miércoles, 21 de mayo de 2014

«Quien más sabe de educación son los educadores»

Cualquier profesional que entienda la educación como un proceso continuo para el desarrollo humano conoce las aportaciones de Claudio Naranjo. En los tiempos convulsos en los que intentamos navegar sin naufragar demasiado, conversamos con él sobre el sentido de nuestra práctica y sobre las necesidades que la educación actual plantea. Su voz crítica pero a la vez confiada y esperanzadora, nos presenta un reto importante, urgente e ineludible: transformar profundamente la educación para que las personas de hoy construyan un mañana mejor...

En aquesta pàgina podeu veure l'article complet, és interesant i vos el recomane.
http://aulainfantil.grao.com/revistes/aula-infantil/074-proyectos-entorno-y-comunidad/entrevista-a-claudio-naranjo-quien-mas-sabe-de-educacion-son-los-educadores

viernes, 16 de mayo de 2014

LA PRÁCTICA HACE NUEVOS MAESTROS

En el siguiente artículo publicado por El País,titulado La práctica hace nuevos maestros , algunos estudiantes de cuarto curso del grado de Educación Infantil y Primaria de la Universitat de València nos hablan sobre su presente y futuro. 

" Estudiantes de maestro de Infantil de la Universitat de València, María Gómez y Laura Navarro hacen las prácticas de cuarto curso en el colegio Cervantes de Valencia. Están a punto de titularse. Algunos niños y niñas de cinco años se abrazan a la cintura de María al entrar en su clase y no la sueltan. Es difícil contagiarse del entusiasmo de las maestras de Educación Infantil. Una de ellas apunta: "Cuando llegas en prácticas, sientes admiración por los maestros de infantil, es un ritmo frenético, ¡con 25 niños!". Carlos Rubiño acaba de terminar sus prácticas en la Nostra Escola Comarcal de Picassent, una cooperativa".

 Podéis continuar leyendo el artículo completo en el enlace que aparece a continuación y conocer las experiencias de algunos compañeros de nuestra Facultad.

martes, 13 de mayo de 2014

La Educación Infantil está retrocediendo al sistema asistencial anterior a la Transición

Pepa Alcrudo empezó su carrera de educadora infantil, en 1976, cuando aún existían algunas guarderías de la Sección Femenina. “Ahora observo con asombro cómo estamos volviendo a esos años de blanco y negro”, lamenta. Junto a varias compañeras que pasaron su vida en las aulas con los más pequeños, es autora del informe La educación infantil en España, que traza la evolución histórica de esta primera etapa educativa: buscan fondos para publicar el informe como una guía destinada a los docentes más jóvenes.

El estudio –que cuenta con el apoyo de Escuela de Fantasía y la Plataforma Estatal en Defensa de la Educación Infantil de 0 a 6 años– “surgió como una necesidad muy práctica de contarlo que se había conseguido en la educación infantil en este país”, cuenta Alcrudo en una conversación telefónica. Alicia Alonso, Mercedes Escobar, Ángeles Medina, Alicia Vallejo y Alfredo Hoyuelos también compartían la indignación de ver cómo la educación pública de la primera infancia, aquella a la que dedicaron sus vidas, se alejaba a grandes pasos del modelo universal que defienden.

“En la Transición se abrió un modelo que, si se hubiese continuado, nos habría puesto en la dirección de países como Dinamarca. Los niños ya no sólo pertenecían a las familias, sino al lugar de donde eran, a sus barrios, a las poblaciones”, recuerda con nostalgia.

Infancias y escuelas

Forman parte del paisaje cotidiano en las primeras horas de la mañana, cinco días a la semana, muchas semanas al año… ya saben, niños y niñas de edad variable que caminan charlando en grupitos arrastrando sus mochilas rodantes, otros, los más pequeños, acompañados de algún adulto, o quizás en otros casos, la mirada perdida desde la ventanilla de un autobús… todos camino de esos lugares que llamamos escuelas.

Y lo cierto es que a veces pudiera parecer que, una vez ya no queda nadie en el patio de la entrada al edificio escolar, se han cerrado sus puertas y alumnos y maestros se han distribuido en sus aulas, las diferencias entre aquello que sucede en el interior de diferentes escuelas, en diferentes lugares o entre escuelas de diferente titularidad (públicas, concertadas, privadas, religiosas, cooperativas…) no son extremas. En efecto, se podría quizás pensar que, al fin y a la postre, un grupo de, por ejemplo, veintiocho o treinta niños y niñas de siete años resolviendo en sus respectivos pupitres algunas operaciones matemáticas o tratando de utilizar correctamente el lenguaje en una redacción, leyendo un texto con claridad o construyendo sus primeras frases en inglés, genera los mismos o similares problemas pedagógicos en cualquiera de las aulas de nuestras escuelas que acoge a niños y niñas de siete años.

Esta perspectiva de que “aprender” viene a ser “algo parecido” en unas u otras escuelas se nutre de la idea de que cualquier niño de siete años tiene unas capacidades y potencialidades individuales a la hora de recordar, comprender, analizar, resolver problemas, etc… que comparte con todo el colectivo compuesto por niños y niñas “normales” de siete años. Más claro: a nivel de “inteligencia” todos hemos nacido iguales y evolucionamos de manera similar, no es sino el esfuerzo de cada niño, así como el trabajo bien hecho de maestros y maestras para encauzar dicho esfuerzo, con la participación interesada de la familia, que posibilita el éxito o, en su caso, deriva en el fracaso escolar de cada uno de esos niños.

Sin embargo, esa imagen resulta falsa e interesada. La idea de que un alumno alcanza el éxito educativo a través del “esfuerzo individual” es un mito tan incierto como aquel otro de que también es a través del “esfuerzo individual” que uno podrá alcanzar el éxito social y económico. Tales mitos vienen a ocultar que en una sociedad con grandes desigualdades sociales y económicas de partida la escuela igualmente tiende a reflejar esas desigualdades, más cuando las políticas educativas se encuentran al servicio de las llamadas, con mayúsculas, Necesidades Económicas (¿hay que recordar que desde el comienzo de la crisis a finales del 2009, la distancia entre los ingresos medios de los ciudadanos más ricos y aquellos que acceden a menos rentas en España se ha incrementado nada menos que en un 30%?).

Podemos cerrar cada mañana las puertas del colegio, y podemos cerrar las puertas del aula una vez se han distribuido maestros y niños… pero la realidad, más allá de las matemáticas, lengua, sociales o inglés…, la realidad como "aquello que sucede fuera de la escuela", la vida al fin y al cabo, también traspasa cada mañana el umbral de las escuelas, y se desliza entre pupitres, carteras y cuadernos porque forma parte de las personas que allí conviven cada día, y lo hace bajo la forma de ilusiones y esperanzas vividas en casa, de dificultades percibidas, de anhelos paternos, de fracasos y de victorias, de posibilidades y de limitaciones… Y conviene no olvidarlo: aproximadamente 30 niños de cada cien se encuentran, en nuestro país, y por tanto en nuestras escuelas, mayoritariamente ubicados en la escuela pública, bajo el umbral de la pobreza.

Es cierto que “aprender” es un proceso similar en cada niño y que, como he señalado anteriormente tiene que ver con recordar, comprender, analizar, resolver problemas, etc…, pero no es cierto que "enseñar", es decir, establecer las condiciones idóneas, las actividades más adecuadas, el momento más oportuno, para que tenga lugar el aprendizaje sea un proceso similar en cada aula, en cada escuela. Y es que tratar de que aquella clase de veintiocho o treinta niños y niñas de siete años aprenda inglés, desarrolle placer por la lectura o escriba una redacción sin faltas de ortografía es más complicado, en realidad mucho más complicado, cuando esos niños y niñas tienen como referente vital cotidiano un castigado imaginario familiar deprimido y deprimente.

También cualquier maestro o maestra sabe que resulta bastante más sencillo, profesionalmente hablando, atender y trabajar en un aula con un grupo de treinta niños y niñas presidido por la homogeneidad (en cuanto a procedencia, religión, nivel económico, etc…) que trabajar en un aula dominada por la diversidad. Y sin embargo nada de eso suele tenerse en cuenta en la distribución de los recursos hacia las escuelas o en la definición y análisis sobre el fracaso escolar, es decir, el fracaso que se adjudica a determinados niños en determinadas escuelas. A propósito… viene a cuento recordar que en el curso 2011-2012 el porcentaje de niños y niñas con necesidades educativas especiales en educación primaria fue del 2,3% en los centros públicos, del 1,4% en los concertados y del 0,3% en los privados no concertados.

¿Qué tiene que ver la inteligencia con la pobreza o con la diversidad?... ¿es que quizás los pobres son menos inteligentes?... ¿decididamente quien se aleja de la homogeneidad se esfuerza menos?... Nada de eso. Formulemos el problema de otra manera: ¿Qué relación hay entre aquello que pretendemos que aprendan (que recuerden, que resuelvan, que subrayen, que definan…) en la escuela y las razones que les ofrecemos para que lo hagan?... ¿quién se cree a estas alturas que el éxito escolar es recompensado con el éxito social y económico, siquiera con la promesa de un avance, aunque sea mínimo, económico y social con respecto a los progenitores?... ¿es que continuamos creyendo que “como son niños” son obligatoriamente felices?...

De todas formas hay una forma de eludir los problemas de desigualdad e injusticia enunciados… y es reconvertirlos en problemas pedagógicos propios de maestros, alumnos y escuelas. Y qué mejor para solucionarlos que una Ley de Calidad…



Berrnardino Salinas es vicedecano de la Facultad de Magisterio de la Universitat de València



viernes, 2 de mayo de 2014

Retrato del éxito: una jornada cualquiera en un colegio público de Finlandia

Aquí os dejamos el siguiente artículo, publicado por "El Confidencial". Éste se titula Retrato del éxito: una jornada cualquiera en un colegio público de Finlandia y muestra el día a día en una escuela de Helsinki, así como cuales son las claves de su éxito. Os invitamos a leerlo, ya que muestra otra visión de otro sistema educativo. Aquí podéis ver el enlace de dicho artículo: http://www.elconfidencial.com/mundo/2014-04-24/retrato-del-exito-una-jornada-cualquiera-en-un-colegio-publico-de-finlandia_119643/

domingo, 23 de febrero de 2014

LAS ESCUELAS MÁS INNOVADORAS DEL MUNDO NO TIENEN AULAS NI PIZARRAS

No hay aulas, tal y como se conocen trandicionalmente, ni pizarras ni pupitres. En las escuelas suecas Vitta los alumnos circulan libremente y cualquier lugar del centro es bueno para aprender, con profesores o con otros compañeros. A veces en las escaleras, otras sobre cojines o tumbados en el suelo. Estos centros han revolucionado la forma de educar, aprender y enseñar con nuevos conceptos sobre el espacio y el tiempo. Los estudiantes aprenden a su ritmo en un modelo distinto y profundamente innovador, sin clases y sin rígidos horarios.
Vittra es una empresa que gestiona 27 centros educativos de preescolar (1 a 6 años) y escuelas (de 6 a 16) en Estocolmo y en la zona sur de esta ciudad. Cerca de 8.500 alumnos se beneficiangratuitamente de estas enseñanzas. Aunque estos colegios estén gestionados por una empresa privada, son financiados con fondos públicos. Por eso, están sometidos a unas restricciones, por ejemplo, no pueden cobrar ni matrícula ni ninguna cuota a los alumnos que tienen que ser admitidos por riguroso orden de llegada, es decir, sin examenes de acceso.

Los pilares de la innovación

Las escuelas Vittra nacieron hace veinte años planteando ya verdaderos retos educativos. Por ejemplo, en estos centros la tecnología es fundamental para el aprendizaje; el aprendizaje se realiza a través de la propia experiencia y en contacto continuo con la vida cotidiana; el modelo está basado en el bilingüismo y las aulas se suprimen dejando paso a nuevos conceptos del espacio.
«La idea del espacio abierto en lugar del aula cerrada (que también se utiliza cuando se considera apropiado) es dar la posibilidad a profesores y alumnos de cooperar en el trabajo. El aprendizaje es un proceso que suele tener lugar cuando se trabaja, se conversa y se debate con los docentes o con otros compañeros. El propósito es crear un espacio en el que nuestros alumnos estén siempre acompañados por uno o varios profesores», explican desde las escuelas Vittra.
Ese nuevo concepto de espacios abiertos da pie a una organización escolar muy diferente a la que estamos acostumbrados. Los alumnos se dividen por equipos: preescolar y grupos escolares de 6 a 9 años, de 10 a 12 y de 13 a 16. Cada grupo ocupa una parte del edificio. El espacio se organiza alrededor de una plaza central abierta rodeada por aulas. Las divisiones entre estos espacios son de vidrio para crear la sensación de apertura y transparencia. Las clases se pueden dar en las aulas, en la plaza central abierta... dependiendo del grupo, del tema o de la asignatura.
El tiempo que se dedica a las clases es otro de los conceptos revolucionarios en las escuelas Vittra.Las clases duran unos 120 minutos para dar tiempo a los alumnos a arrancar el tema, realizar las tareas y terminarlas a su propio ritmo. En ocasiones duran 60 minutos. Todo depende de la materia y la edad del alumno.

Un plan individualizado

Cada alumno posee lo que se ha denominado«libro Vittra», un plan de desarrollo individual donde se evalúa su currículum académico y los logros conseguidos por cada estudiante. A través de internet, padres e hijos conocen y siguen el trabajo del alumno en la escuela, sus evaluaciones, sus ritmos o sus necesidades de apoyo.
El papel del maestro también da un gran giro en estos colegios. El docente no imparte clases a alumnos sentados en pupitres entre cuatro paredes. Por el contrario, la función del profesor es la de guiar y motivar al alumno. Cada docente es responsable de un grupo de entre 20 y 20 estudiantes e imparte entre una y tres asignaturas.
Cuando concluyen la enseñanza obligatoria hasta los 16 años, los chicos son «responsables de su propio aprendizaje», afirman los responsables de Vittra. «Son capaces de aprender a aprender,de encontrar información, de resolver problemas y de reflexionar sobre su aprendizaje», aseguran. Los grandes pilares para su futuro.

Las seis promesas de Vittra